MOTA Y GOTA

Mota

De todos es sabido que una mota de polvo, tiene una vida limitada, tan limitada que se reduce a su nacimiento entre el cielo y la tierra ,y termina con la elección de un lugar donde posarse, que le hará las veces de lecho de muerte.
Mota es una pequeña y recién nacida mota de polvo, curiosa y soñadora, Mota se informa de las diferentes posibilidades que las motas de polvo eligen para ceder en su destino; la gran mayoría le aconsejan que elija un lugar apartado, oscuro, en el que poder descansar por largo tiempo, otras le aconsejan lugares recónditos donde nunca será molestada en su letargo, motas aventureras le incitan a dejarse caer en el interior de algún armario, en una caja de herramientas o hasta en el interior de algún aparato.
Mota, situada en la nada y dejándose llevar por esa nada llamada aire que mueve a las motas, conoce el mundo, comienza a pensar en posibles lugares y culturas donde dejarse caer, comienza a pensar en algunas montañas, parajes o animales en los que posarse, pero Mota es indeciso, sus ojos no reconocen un destino óptimo. Decide aprender las costumbres de los humanos, esos seres que dibujan en la tierra; reconoce sus costumbres, busca en sus formas ese sentido y pasado el tiempo conoce una historia, que aunque solo sea una historia, le cautiva.


Esa historia cuenta como una princesa, alberga en su interior un poder, una fuerza que dicen, reside en sus labios y que sublimará a quién los toque. Dicho poder sólo tiene efecto una vez, y dicen que también sublimará a la princesa hacia quien los toque.
Mota es lista, conoce a los humanos y desconfía, pero comparte con ellos una característica, quieren lo que no pueden tener.
El viento le lleva hasta la princesa, y a pesar de sus reticencias, siente un impulso irrefrenable hacia ella, los humanos dirían que se enamoró, eligió su destino y se dejó llevar hacia sus labios. Ambos se dieron muerte.

Gota

Gota nació suspendida entre el cielo y la tierra, entre las nubes y los ríos, como toda gota de agua tenía que pasar por una etapa de aprendizaje.
Arriba, en una nube, descubrió la magnitud de la tierra, observó su contorno, sus movimientos oscilantes, sus colores; arriba aprendió que las gotas tienen un destino final. Ese destino es el mar.
Más tarde, llegó la hora de partida, Gota comenzó su viaje. Curiosa y soñadora calló, conoció y recorrió montañas, árboles y animales, disfrutó de su libertad.
Su destino la llevaría, forzada por la gravedad a reunirse con millones de gotas. Un lago, un río y con suerte el mar. Un conglomerado de gotas donde se perdería en el sentido de la mayoría, una masa donde Gota pensó que no había cabida para ella. Pero perdería la vida si no lo hacía, se hundiría en la tierra, mojaría las patas de un animal o el sol quemaría su esencia.


Siguió recorriendo y encontró.
Una bella princesa inventó su camino por el mismo lugar donde Gota lo inventase, se reconocieron, sabían que estaban hechos el uno para el otro, la princesa le tendió la mano, Gota se posó en su dedo y la princesa bebió la gota. Ambos se dieron vida