TEXTO SONORO

Un día, cuando todavía existía el silencio, una persona escuchó el latido de su corazón, sorprendido empezó a tararear una melodía.Ese día nació la música.

FRONTERA

Tuve conciencia por primera vez dibujada allí, en el mapa del mundo, separando dos países.
Me dijeron que proyectase identidades diferentes a ambos lados, y yo, sin pensar en lo que conllevaba, lo hice como un juego.
Las diferentes identidades me empezaron a dar importancia y todo fué bien hasta que los rayos de comunicación burlaron mi vigilancia, atravesándome y uniendo identidades.
No podía atrapar los rayos, pero analizaba los mensajes, que iban en aumento e iban uniendo identidades de ambos lados hacia mí.
Tanto se acercaban dichas identidades, que pegadas a mí, no podían regresar a su origen y nos hicimos una, como uña y carne, nos atravesamos, nos enamoramos.
A veces miraban a un lado, luego a otro, pero insatisfechas de no ser queridas por las identidades, miraron hacia delante.
Y su fuerza de mirada, justo por estar encima mía y no a los lados, comenzó a moverme, como si las identidades al mirarme me hubieran estado empujando en un equilibrio de fuerzas, y ahora una tercera fuerza quebrase el equilibrio.
Ahora, moviéndonos,vamos pasando sobre el mapa del mundo, atravesando cuerpos, ideas y jerarquías para avanzar más rápido. Conocemos el precio del camino elegido, y vamos directos al mar para morir.
Al hundirnos, influidos por la situación, produjimos un conocimiento que llegó al tiempo que el agua a mis rincones y a sus pulmones, y nos transformamos en rayos de comunicación para poder continuar con nuestro camino.

HABITANTE

Un impulso occidental por menospreciar la nacionalidad nos llevó a ese pueblo. El hambre y el frío hicieron que nuestros problemas se resolviesen cogiendo unas manzanas y refugiándonos en una casa que pensamos abandonada. Cometimos hurto y allanamiento de morada.
Llegó, el habitante de las cuatro paredes nos cobijó, utilizó lo que aquí llamaríamos didáctica, e imitando sus movimientos aprendí a encender cuatro maderas a modo de chimenea. En el fuego que nos calentaba, el agua del botijo comenzó a transformarse en caldo, absorbiendo otra vez la sustancia del hueso. De postre comimos manzanas.
Iluminados por el mismo fuego, el habitante habló de las normas del pueblo, nosotros diríamos que habló de derecho. Reflexionamos. Dormimos. Éramos culpables y como castigo decidimos cocinar para los damnificados.
Yendo juntos a comprar descubrimos que en el pueblo trataban respetuosamente al habitante por vestir de rojo, rompiendo la barrera descubrimos que nosotros utilizamos la toga, él era nuestro juez y nosotros nos habíamos impuesto el castigo.

PAÑUELOS PARA AVANZAR

Hubo un tiempo en el que un hombre vendía pañuelos en un semáforo del centro de una gran ciudad.

Como pasaba tanto tiempo en el mismo lugar y a las mismas horas, las caras de los conductores se repetían.

Las ventas eran bajas. Así que un día decidió cambiar de estrategia. A los conductores que ya conocía les ofrecía gratis un paquete de pañuelos de papel con un detalle en su interior.

Los conductores estupefactos ante el regalo ajeno lo recibieron con desinterés. Algunos lo rechazaron.

Al día siguiente cada conductor volvió a recibir otro regalo dentro del paquete de pañuelos. Algunos conductores habían descubierto el regalo en su interior y propinaban al vendedor con una sonrisa y una moneda.

Día a día, el vendedor se ganó la confianza de los conductores y las propinas iban en aumento. Cuanto más subían las propinas, los regalos aumentaban de valor. El vendedor parloteaba con muchos conductores, hablaban de cosas cotidianas y eso ayudaba al vendedor a conocer mejor a sus clientes.

Un día, la policía se llevó al vendedor ambulante en plena jornada laboral. El semáforo cambió pero nadie avanzaba. Verde, naranja y de nuevo rojo. Todos los colores eran interpretados de la misma manera por los conductores. ¿Dónde está el vendedor? El atasco fue tal que apareció en las noticias de la noche.

LA CARRERA

Egocéntrico, el hombre elegante comenzó a correr con paso ligero y una sonrisa dibujada en la cara. El motivo de la andadura era una profunda depresión, de la que, al no poder salir, huía.

Sin embargo, al ser preguntado por el motivo de su carrera mintió. Decía que era una adaptación necesaria, el camino hacia un lugar lejano que no podía revelar.

Aquella elegancia y esa mentira encandilaron al primer acompañante que zancó paso a paso a su lado. Al principio, el hombre crédulo y el elegante tuvieron poca aceptación, pero tanta ilusión hizo que ganasen adeptos. A la carrera se fueron sumando los inconformistas, los parados, los que no pueden estar solos, los que quieren estar donde están todos...

En la carrera el hombre elegante generó todo un discurso. Primero fueron cientos, luego miles de personas corriendo a su ritmo, en la misma dirección. Aquella mentira, repetida mil veces se tornaba en verdad.

El curioso hecho corría más rápido que los hombres. En pocos días surgieron grupos que trotaban sin parar, convirtiéndose el trote en el único camino para muchas personas que dejaban atrás su antigua vida.


Grupos de todo el mundo corrían incesantes sin saber bien a dónde. Para muchos, correr se convirtió en una forma de vivir, una forma de huir.


Pasadas dos semanas, exhaustos, algunos corredores se planteaban dejarlo, pero estaban ya clasificados, etiquetados. El mundo se dividía entre los que corrían y los que no lo hacían. Otros corredores, lejos de querer dejarlo, no querían pensar en hacer otra cosa, quedaron sin ilusión por llegar al destino, la carrera en sí se había convertido en su lugar, el objetivo era el camino. El resto, en cambio, ansiaban conocer ese final que el hombre elegante se negaba a revelar, querían llegar, fuese donde fuese y costase lo que costase, el objetivo era la meta.

El hombre elegante, debido a la aceptación recibida cambió la profunda depresión por una profunda presión, y dudaba entre vivir en la carrera, y alargar la incógnita del camino hacia ninguna parte hasta que las fuerzas le doblasen las rodillas, o llevar a los débiles de mente, a los influenciables, a su primer destino, el suicidio.


Tuvo tiempo para pensar, descubriendo que durante la carrera la mente se transforma viajando a un mundo interior, un mundo paralelo.

Con pasos de fondo reflexionó sobre el poder que había adquirido y sobre cómo acabar esta historia. Por una parte se dijo que podía, como si de una historia bíblica se tratase, hacer el papel de Dios y guiar a todos aquellos que habían perdido la motivación de sus propias vidas, para seguir sus pensamientos y acciones. También pensó en limpiar el mundo de influenciables y llevarles hacia el fondo de un acantilado. Descartó ambas ideas, creía que cada cual debe de forjar su final, y quería dar ejemplo.

En vez de huir del problema, fue a por él. Convocó como si de un punto y aparte se tratara, una parada general. Los medios de comunicación hicieron que la parada fuese una retransmisión de expectación mundial, en aquel día de invierno aquí y de verano allá se pronunció en público a modo de gurú.

Con tono tranquilo y sosegado dijo:

Empecé mi carrera para huir, huir hasta de mí mismo, huir hacia el suicidio. Me habeis salvado la vida y puesto que pienso que ya os he aportado lo suficiente, voy a comenzar de nuevo la vida, en el mismo lugar donde mis piernas y mi mente me dijeron que parase.

Los acompañantes, viendo el vacío que estaba creando en sus vidas pedían a voces consejo. Un hombre exasperado preguntaba porqué. El hombre elegante dijo:

Creo haber aprendido que tu vida es tuya, y recibes demasiadas influencias que deberías dejar pasar, no me gusta dar consejos, aunque después de reflexionar estos días en la carrera, mi objetivo ha sido desvincularte.


Acto seguido bajó la cabeza, ando hasta un manzano cercano y ajeno a la situación creada comenzó a comer sin pronunciar más palabra.

A raíz de esto muchos inventaron pueblos y comunidades en el lugar donde se había producido la parada, ya fuese en medio del bosque o en un barrio de ciudad. Estos corredores reinventaron su vida de cero.

Pronto salieron otros que siguieron la tendencia maratoniana, y corrieron y corrieron en busca de adeptos a los que guiar hacia sus propias creencias o intereses.

Ante la falta de guía, y tras las palabras escuchadas, muchos cayeron en un estado de agonía vital, y sólo consiguieron desvincularse con su propia muerte.

BLUE WORLD



AVISO DE PARADA

Buenos días, me llamo Tic y les voy a contar mi verdadera historia.

Un día conocí a una mujer llamada Tac, de la cual me enamoré. Una vez juntos decidimos acompañarnos y acompasarnos marcando un ritmo en el que uno respondía constantemente la llamada del otro.

Decidimos crear un lugar para vivir, para regalarnos constantemente nuestro amor a través del juego de llamadas y respuestas.

Con el paso de las estaciones nuestra historia cobró fama, y nuestra pequeña aldea llamada Reloj se vio invadida por el turismo.

No tardaron en brotar aprovechados de tal situación, que rápidamente comenzaron a vender souvenirs y a inventar una leyenda. Según esta, Reloj era un lugar donde se daba una sucesión constante de tic-tacs que marcaba el amor profundo y duradero, que existía desde tiempos inmemoriales y que decían, duraría para siempre.

Como si de un amuleto se tratase los turistas compraban un aparato llamado reloj, que simulaba aquel amor eterno, y que con sólo mirarlo recordaría dicho amor.

Tal fue la obsesión por esta historia, que el anhelo del amor eterno la transformó. El reloj se convirtió en un aparato que marcaría la búsqueda de lo deseado. Era utilizado por todos, a pesar de que no esperasen encontrar nada, o tuviesen todo lo deseado.

Este hecho, a día de hoy tan transformado, nos hace pensar en detenernos, a pesar de romper nuestro amor, para frenar esta locura a la que llaman tiempo; y, por consiguiente, tanto Tac como yo, Tic, avisamos de una próxima parada, si esta situación no se repara.

Somos conscientes de lo que esto conllevaría, y por tanto solicitamos que esta historia sea reconocida, por el bien de los observadores de relojes, y por lo que nosotros llamamos amor y ustedes se han empeñado en llamar tiempo.

CAMISETAS MUJER



















CAMISETAS HOMBRE








































NATURALEZA