CARTA DE PRESENTACIÓN

Cómo empezar una carta de presentación hablando de lo de siempre… que si estoy interesado en la oferta, que si mi experiencia, mi conocimiento, que si estaría encantado de mostrar mi valía en una entrevista personal... si lo que busco es mostrar mi diferencia.

Podría decir que he me licencié en nosequé, hice prácticas en esta famosa empresa, que gané un premio por un proyecto empresarial, que hice un Máster especializándome en algo raro, que soy una persona proactiva..., pero he decidido escribir una historieta:

El chico que buscaba trabajo se encontró con una oferta rara, una de esas que describen la profesión que queremos ser de pequeños, el nombre era "Técnico en investigación". Y rápidamente su mente viajó a su infancia, su profesora le preguntaba:

- ¿Qué quieres ser de mayor?

- Inventor- respondió Manolito.

- ¿Inventor de qué? ¿De juguetes, de ordenadores, de aviones?

- Inventor señorita, si supiese de qué ya lo habría inventado. Cada día se me ocurren 2 ó 3 inventos, pero por la noche, se los digo a mi padre y me dice que ya están inventados, pero que están muy bien, que el primero que lo inventó tuvo una gran idea.

- Muy bien Manolito, pues a ver qué se te ocurre para que mañana no llueva y podamos salir al patio.

Al día siguiente Manolito venía muy contento, venía cargado con sus inventos. Estuvo inquieto en clase, como esperando la hora del recreo, con ganas de que la lluvia continuase, y así fue. Cuando sonó la sirena se dirigió como una flecha hacia la profesora para enseñarla sus inventos y poder salir al patio. Primero enseñó un paraguas que en su interior tenía pegado unos dibujos de un cielo azul con nubes, y colgando del esqueleto del paraguas una linterna encendida hacía las veces de sol. La profesora le dijo que no todos los niños tenían paraguas, y que, un día más, fuesen sacando los juegos de mesa; rápidamente, dijo que podían sacar las cortinas por la ventana y clavarlas con las chinchetas que traía a los árboles para jugar debajo, ante lo que la profesora contestó que estropearían las cortinas y harían daño a los árboles. ¡Espera! Tengo unos polvos en el bolsillo, mi padre me ha dicho que no los usase, que son un invento muy bueno. Manolito los sacó del bolsillo, dijo que eran unos polvos de “medaiguallalluvia”, polvos blancos como polvos de talco, abrió la mano y sopló muy fuerte expandiéndolos por la clase. La profesora no pudo más, empezó a reír ante el asombro de todos los niños que esperaban, y dijo: muy bien Manolito, lo has conseguido, si queréis salir al patio, poneros el chándal que tenéis para gimnasia y no os olvidéis de respirar fuerte para llevaros los polvos de “medaiguallalluvia”.

Manolito, ahora Manolo buscando trabajo, recordó aquella escena, su invento más laureado, aquel por el cual fue recordado y admirado por los chicos de todo el colegio, que miraban desde la ventana como aquella clase de primero gozaba bajo la lluvia, saltando por los charcos, y se dijo:

- Ya casi no me acordaba.

Y se repitió las frases que le decía su padre:

- ¡Podrás hacer lo que quieras hacer!, ¡Podrás ser lo que quieras ser!

Y envió este escrito para ser inventor