IDIOTA

Era rana y no pude transformarme en príncipe porque el idiota seguía mirando. Tirado en la calle luchaba entre la realidad y la ficción provocada por la droga.

Quería evadirme hacia
ese sueño aprendido en la infancia mediante cuentos, pero sólo veía a ese hombre fascinado por aquello de lo que intentaba huir.

Cerré los ojos de nuevo, como quien los abre despertándose de una pesadilla. Me encontré solo en un oscuro bosque, sólo se escuchaba al silencio; de repente pasos y lobos que me acechaban, comencé a correr perseguido hasta que me arrinconaron y pedí socorro a gritos.

De repente el idiota me devolvió a su lado zarandeándome. Asustado, recuperé la consciencia y regresé entre los lobos, sintiendo cada bocado en mis carnes, me daba miedo gritar.